Muchas historias se han contado sobre laberintos, son numerosas las aventuras que llegan a nuestros oídos sobre héroes que se adentran en sus caminos. Pero hay otro mito, no tan afamado, sobre otro laberinto; que no es el de Minos, aunque sus recorridos también son intrincados, ni es el de Hawara, aunque también en él se desarrollan ritos que sólo quienes ingresan llegan a conocer.
Nos referimos a un mítico laberinto, aquel al cual muchos denominan proceso creativo.
Nuestro laberinto tiene diversas entradas, sin embargo, sus caminos conducen a un punto común: el centro, aquello que es creado. En sus senderos encontramos nudos de distintas clases, algunos son obligatorios y es inevitable pasar por ellos. Otros, son oprimentes porque nos devuelven al punto de partida.
Dentro del laberinto también se cuentan historias. Éstas hablan de otros caminantes que encontraron nuevos rumbos y fueron abriendo caminos inéditos. Todos admiran sus pasos y resulta impensable caminar demasiado sin entender qué alternativas han tomado ellos y qué los llevo a seguir esas vías.
Viven en el interior del laberinto, algunos viajeros que maravillados por la complejidad de sus pasajes, decidieron quedarse allí para encontrar día a día, nuevas respuestas y –por qué no- nuevas preguntas. Ellos, conocedores de los senderos, guían a los nuevos viajeros en su trayecto.
Algunos de los inexpertos, dominados por el miedo de no llegar a su destino, intentan seguir los mismos pasos que sus guías. Otros, más inquietos y menos temerosos, escuchan las historias pero optan por nuevos rumbos. No todos llegan al final , hay quienes se desaniman y escapan. Sucede que el trayecto es difícil…
“Sabido es, además, que la entrada en los laberintos supone el riesgo de perderse.” Humberto Eco
Nosotras nos arriesgamos a entrar en él. Los invitamos en estos posts a recorrerlo con nosotras.
Chicas: me encanta el blog!besos
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